Seleccionar página

Sin duda alguna, la disciplina terapéutica que más me ha sorprendido en mi trayectoria profesional. Trabajar con «la sangre blanca» como podríamos definir a La Linfa, es de lo más exigente en el trabajo de un masajista. Se necesitan ciertas aptitudes que hace de ésta, una técnica especial. Mi formación la realicé en Junio de 2003 con mi gran maestro Tomás Jordán. Su creador fue el médico danés Emil Vodder ( 1932-1936), así pues es muy joven.

Es una técnica de masaje manual SUAVE aplicada en forma de estiramiento sobre la piel. Su presión y ritmo debe ser perfecto, de ahí dependerá la eficacia del tratamiento. Es una técnica aburrida para gran parte de masajistas por su «monotonía de ejecución» pero muy muy efectiva( soy fan absoluto del drenaje). No se utilizan aceites ni cremas. Se puede realizar por todo el cuerpo.

Poco o nada sabemos de la red linfática que recorre nuestro cuerpo en forma de cañerías de desagüe de residuo inflamatorio y de desecho. Esta red gestiona y elimina toda la «porquería grande» que nuestro cuerpo ha de eliminar y que el sistema circulatorio venoso no es capaz de transportar, es por ello que estimulando este sistema, podemos ayudar al paciente a librarse de edemas, retención de líquidos, obesidad, procesos inflamatorios, tendinitis… además de ayudar muchísimo al sistema nervioso con temas de estrés y ansiedad por su efecto sedante.